Rastreado en elpais.com

Al final, fue Internet. El FBI y la policía de Sacramento consiguieron poner nombre el miércoles a uno de los mayores violadores y asesinos en serie de la historia de Estados Unidos.

Joseph James DeAngelo, este viernes en su primera aparición ante un juez, en Sacramento. AP

Después de 42 años de búsqueda, con todas las pistas agotadas desde hacía décadas, los investigadores llegaron esa noche hasta un chalet de Citrus Heights, a las afueras de la capital de California, donde encontraron a Joseph James DeAngelo, el Violador de la Zona Este. Este jueves revelaron que la “aguja en un pajar”, como lo definió la fiscal, apareció gracias a una base de datos privada de perfiles de ADN.

La oficina de la Fiscal del Distrito confirmó a la prensa que los investigadores consiguieron finalmente reducir la lista de sospechosos gracias a un servicio privado online. El llamado East Side Rapist o Golden State Killer cometió sus crímenes entre 1976 y 1986, cuando no había grandes bases de datos de ADN de personas con antecedentes. De aquella época, los investigadores conservaban muestras genéticas del desconocido que violó a al menos 45 mujeres y cometió 12 asesinatos.

El viernes, Paul Holes, investigador retirado, confirmó al San Jose Mercury Newsque fue él quien subió el perfil genético del violador a una base de datos abierta, accesible para todo el mundo, llamada GEDmatch.com. La empresa, basada en Florida, permite a cualquiera subir su perfil genético para compararlo con otros usuarios voluntarios de la plataforma.

La obtención del perfil genético es uno de los servicios de moda en Silicon Valley. Las empresas más conocidas, como 23andme.com, Ancestry.com y MyHeritage.com, negaron el jueves que la policía les haya pedido colaboración en el caso del Golden State Killer. Sus servicios son cerrados para sus usuarios. Sin embargo, hay bases de datos abiertas donde la gente puede buscar a sus familiares. GEDmatch es de las más populares y tiene unos 800.000 perfiles genéticos.

El ADN recogido hace más de tres décadas nunca había coincidido con ningún otro de las bases de datos policiales en estos años. Holes confirmó que subió el antiguo perfil genético sin nombre al servicio privado, donde la gente participa con la esperanza de encontrar los orígenes de su linaje o familiares lejanos, pero quizá no para que encuentren a sus familiares criminales. Ahí es donde empezaron a surgir árboles genealógicos que coincidían con las antiguas muestras del asesino.

GEDmatch.com confirmó el viernes la información a través de un comunicado. «Aunque no nos ha contactado la policía ni nadie sobre este caso, siempre ha sido la política de GEDmatch informar a los usuarios de que la base de datos puede servir para otros usos», dice. «Si bien la base de datos fue creada para investigación genealógica, es importante que los que participan en GEDmatch entiendan los posibles usos de su ADN, incluyendo la identificación de familiares que hayan cometido crímenes o hayan sido víctimas de crímenes».

Fuentes policiales citadas por Los Angeles Times afirman que la búsqueda llegó a reducirse hasta unas cien personas con perfiles similares al Golden State Killer. Entre ellas, se fijaron en un hombre de 72 años: Joseph James DeAngelo. Aparte de tener una edad compatible con los crímenes, había vivido en todos los lugares donde se cometieron: Sacramento, la zona de la Bahía de San Francisco y el sur de Los Ángeles.

El miércoles, la fiscal Anne Marie Schubert incidió mucho en que la pista definitiva había llegado “en los últimos seis días”. Según los nuevos detalles conocidos, cuando los investigadores decidieron centrarse en DeAngelo empezaron a vigilar su casa. Así consiguieron una muestra de ADN directa del sospechoso, de algo que tiró a la basura. Esa primera muestra logró lo que no habían logrado varias generaciones de policías, poner un nombre al ADN del Golden State Killer. Aun así, decidieron buscar una segunda muestra para cerciorarse.

Los resultados definitivos del análisis llegaron el pasado lunes, informa The Sacramento Bee. El martes, se emitió la orden de detención. A las 2.30 de la madrugada del miércoles, uno de los mayores esperpentos del panteón de los horrores de Estados Unidos tenía por fin nombre: Joseph James DeAngelo.

Los primeros cargos contra DeAngelo van a ser los asesinatos de una pareja en Rancho Cordova, Sacramento, en 1978. Pero se espera que empiecen a llegar peticiones de cargos desde los otros tres condados donde cometió sus decenas de crímenes con los que aterrorizó California a finales de los 70.

DeAngelo apareció por primera vez ante un juez este viernes, en los juzgados de Sacramento, en una vista preliminar. Con aspecto cansado y en silla de ruedas, apenas habló para decir que entendía los cargos contra él y que va a ser representado por un abogado de oficio.

Rastreado en www.levante-emv.com

Juan Enrique Soto, nacido en 1966 en la ciudad alemana de Bieburg, es doctor en Psicología, Inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía y dirige la sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional.

De rostro amable y sonrisa fácil, habla con orgullo de su equipo, formado por cinco analistas de conducta de élite, enfocados al esclarecimiento de los casos más complicados a los que se enfrenta la Policía Nacional.

Pregunta: ¿Están las series sobre crímenes y los programas de televisión enseñando a los «malos» a cometer mejor sus crímenes o, por el contrario, les sirven a ustedes para difundir su trabajo?

Juan Enrique Soto: Un poco de todo. Por un lado, nos hacen visibles, sobre todo a nivel interno: cuanta más repercusión tiene nuestro trabajo, más fácil es conseguir medios. El problema es que muchas veces suele haber una incompatibilidad entre lo que buscan los medios, que es la actualidad y el detalle, y lo que es la investigación policial, que precisamente debe guardar el detalle para poder esclarecer el delito. Eso, a veces, produce un choque de intereses.

P: «Toda conducta tiene una motivación». Esta frase que escribe en su libro sobre las ejecuciones del Daesh, ‘Humillación y Agonía’, resume su espíritu investigador. ¿Cuál ha sido su motivación para llegar a convertirse en jefe de la sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional?

J.E.S: Yo entré en la Policía hace 24 años y ya era psicólogo. Tuve la suerte de que mi primer destino fuera Homicidios. Con lo cual, desde el primer momento yo tuve claro que la psicología podía aportar mucho a la investigación policial. Así que llevo 24 años intentando dar fe de esa frase. Cuando yo entré, no había ninguna sección parecida a la que dirijo actualmente, pero con el tiempo se ha podido ir dando forma a esta idea, y la Sección de Análisis de Conducta está activa desde el año 2010.

P: Ha publicado diversas novelas de misterio y aventuras y un libro de recopilación de sus poesías, ¿qué papel juega la literatura en una persona acostumbrada a ver las miserias humanas tan de cerca?

J.E.S: Yo siempre he dicho que soy escritor y me gano la vida de policía. Yo siempre he escrito, desde mucho antes incluso de ser psicólogo. De hecho, me ha costado mucho escribir, hasta hace muy poco, sobre cuestiones policiales. Yo no quería escribir novelas de policías. ¡Bastantes policías tenía ya en mi trabajo! Pero al final lo he hecho. Nos tenemos que buscar algún tipo de evasión. Si no, es insoportable. Es una vía de escape. No sólo para el trabajo, sino para todo en general. Necesitamos ocios. Y uno de los míos es la literatura.

P: Usted ha registrado el método VERA. ¿Puede explicarnos en qué consiste y qué lo hace original respecto a otros métodos de investigación?

J.E.S: Este método se validó científicamente, y eso no es normal encontrarlo en métodos de perfilación. Además, se puede aplicar tanto al caso único como al caso serial. Los métodos habituales de investigación están diseñados para asesinos en serie, porque son metodologías que vienen del ámbito anglosajón, sobre todo de EEUU. Y allí es relativamente habitual encontrarse con casos de asesinos en serie. Pero en España y en Europa eso no es lo habitual. Así que esos métodos no servían. En base a mi experiencia, yo veía que necesitábamos un método que se pudiera aplicar a nuestra realidad de casos únicos, es decir, que alguien mata a alguien y punto. Además, es un método muy sencillo (que no simple). Eso permite aplicarlo a cualquier tipo de investigación policial de delitos graves (homicidios, agresiones sexuales, estafas, desapariciones inquietantes…). En la actualidad, este método se está utilizando en policías de otros países como Rumanía o Costa Rica.

P: En su manual sobre investigación psicológica del delito sugiere que las evidencias psicológicas deberían ser consideradas inmediatamente al inicio de cada investigación, al igual que las físicas.

J.E.S: Esa importancia depende de la capacidad de los investigadores para detectar ese tipo de pruebas. Cualquier investigador a nivel operativo no deja de ser un analista de conducta, pero se enfoca más bien al indicio físico. Por regla general, los investigadores policiales son buenos perfiladores: más de 80% de los homicidios en España se resuelven y son los investigadores lo que los resuelven. A nosotros nos llaman cuando algún caso no tiene sentido, cuando algo se les escapa.

P: ¿Qué criterio siguen en la Sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional a la hora de aceptar casos?

J.E.S: Nosotros trabajamos siempre a requerimiento. Son los investigadores los que nos llaman a nosotros. El único filtro que ponemos a las solicitudes es ver si nosotros podemos añadir valor o no. Nosotros no confirmamos las hipótesis de los investigadores, sino que les ayudamos a llegar al esclarecimiento de casos que se les complican.

P: ¿Qué importancia tiene el análisis de comportamiento no verbal en la investigación de los delitos contra las personas? ¿Lo utilizan ustedes en sus casos?

J.E.S: Sí, de hecho, le diría que es casi la herramienta que más usamos. En todas las investigaciones siempre hay que hablar con la gente, ya sean víctimas, sospechosos, testigos… Por tanto, el comportamiento no verbal siempre va a estar ahí. Hoy por hoy, los análisis de comportamiento no verbal es lo que más nos solicitan los investigadores, bien de vídeos que nos faciliten ellos, bien de interrogatorios que preparamos nosotros y luego analizamos.

Intentamos ver si hay congruencia o incongruencia entre lo que dice el sujeto y cómo lo dice, y cómo esto puede sugerir alguna vía de investigación. La finalidad de nuestro trabajo es siempre ser útiles a los investigadores. Por eso no hacemos ningún tipo de diagnóstico de la personalidad, porque eso no le sirve al investigador.

P: Los juzgados están empezando a admitir los informes de comportamiento no verbal como pruebas periciales. ¿Qué valor tienen estos informes?

J.E.S: Lo importante es el rigor. A nivel judicial, cuando es el juez el que solicita la pericial, no deja de ser alguien que está trabajando para la investigación. Cuando es una de las partes la que lo contrata, es una pericial más. En cualquier caso, es una herramienta más que trata de conseguir convencer a un tribunal. De hecho, son los propios jueces y tribunales quienes nos están llamando a nosotros como peritos para hacer esos informes. Por lo tanto, ya les están dando valor y les están ayudando a tomar decisiones.

P: Convive usted a diario con la mentira en mayúsculas. ¿Cómo consigue no llevar la desconfianza a su vida personal?

J.E.S: No todo es malo. Es verdad que lo que nosotros vamos a ver en nuestro trabajo es la parte mala de la vida, trabajamos con lo peor. Pero en cuanto sales afuera, no todo es malo. Si no, sería insoportable, la raza humana habría desaparecido ya.

P: ¿Se vuelven suspicaces?

J.E.S: No, lo que te vuelves es observador. Y no lo puedes evitar. Intentas relajarte, porque si no, es insoportable. Pero hay veces que estás en casa o con los compañeros y no puedes evitar observar a los demás.

P: ¿Qué futuro ve en la sección que dirige? ¿Cree que sería conveniente descentralizarla hacia otras comisarías de otras provincias?

J.E.S: Estamos en ello. Somos pocos en la sección y tener un ámbito nacional quema bastante.Teniendo en cuenta además que siempre trabajamos dos personas en cada caso y sólo somos cinco. Así que es muy complicado. Poco a poco, la idea es establecer una pequeña estructura territorial para que pueda trabajar en su ámbito de competencia.

Rastreado en elpais.com

Entraba de noche, mientras sus víctimas dormían, a través de una ventana abierta o una puerta trasera. Ni un ruido. De pronto, estaba en el dormitorio. Las despertaba con una linterna sobre la cara, un cuchillo y una amenaza de muerte. Inmediatamente, se encontraban maniatadas.

Si había un hombre en la habitación, también lo ataba. Después, arrasaba la casa y violaba a la mujer. Esta es la descripción, sin detalles, que hace el FBI de los crímenes del Violador de la Zona Este. En total, 45 violaciones y 12 asesinatos entre 1976 y 1986. Después, se desvaneció. El FBI y a policía de Sacramento, California, aseguran que lo han capturado este miércoles, tras cuatro décadas de misterio.

El sospechoso se llama Joseph James DeAngelo. Según adelantó The Sacramento Bee y confirmaron las autoridades en rueda de prensa, fue detenido en la madrugada del miércoles (hora local) en Citrus Heights, a las afueras de la capital californiana, en relación con dos asesinatos investigados por el sheriff del condado de Ventura. Tiene 72 años. A lo largo de los años, se le ha llamado East Area Rapist, Golden State Killer y The Original Night Stalker.

“La respuesta siempre estuvo en el ADN y siempre estuvo aquí, en Sacramento”, dijo en rueda de prensa la fiscal del condado, Anne Marie Schubert, acompañada de todas las agencias de seguridad que han trabajado el caso desde hace cuatro décadas. Schubert recordó que ella era niña cuando comenzaron los crímenes en el este de Sacramento, y cómo la ciudad cayó presa del terror en aquellos años. “Para muchos de nosotros ha sido personal”, dijo.

Las autoridades no detallaron de qué forma se llegó a la identificación de DeAngelo a partir del ADN. Solo dijeron que la pista definitiva que llevó a la detención llegó en los últimos seis días. La orden de detención fue emitida el martes.

El sheriff de Sacramento, Scott Jones, describió la escena cuando los agentes llamaron a la puerta de DeAngelo, en la barriada de Citrus Heights, 40 años después de sus primeros crímenes en esta misma zona. “Parecía confundido”. Jones confirmó que DeAngelo había sido policía entre 1971 y 1979. Es decir, sus primeros crímenes los cometió siendo agente de policía en activo en Auburn, California. El sospechoso tiene familia. Jones solo confirmó que tiene hijos mayores de edad.

Una víctima del violador, Jane Carson-Sandler, aseguró al diario The Island Packet que dos investigadores la contactaron este miércoles. “Estoy superada por la alegría”, dijo. “He estado llorando y sollozando”.

Carson-Sandler fue la quinta víctima del Golden State Killer. El 5 de octubre de 1976, a las 6.30 de la mañana, se despertó en su cama con un cuchillo de cocina en el pecho y una orden: “Cállate o te mato”. Un hombre con pasamontañas estaba sobre ella. Su hijo de tres años estaba junto a ella. “Cállate o te mato”, repitió el hombre, mientras dejaba un rastro de sangre sobre su pecho con la punta del cuchillo. “Solo quiero tu dinero”.

El hombre no hizo ningún intento de buscar ningún dinero. Con calma, empezó a cortar tiras de las sábanas. Les tapó los ojos y la boca a ella y a su hijo. La ató de pies y manos. Ella pudo oír cómo el hombre agarraba a su hijo y lo quitaba de la cama, quizá lo llevó a otra habitación. Entonces, la violó.

Las violaciones como esta comenzaron en el verano de 1976 en los suburbios de Sacramento. El violador apenas se llevaba pequeños objetos de valor de las viviendas. En 1978, una pareja fue asesinada a tiros cuando paseaba a su perro en Rancho Cordova, otra barriada de la capital. Se le atribuyen decenas de violaciones y asesinatos entre ese año y 1981. Los crímenes cesaron hasta que en mayo de 1986 una chica de 18 años fue violada y asesinada en Irvine, en el sur de California. Es el ultimo crimen atribuido al Golden State Killer. Los casos fueron conectados recientemente gracias al ADN.

El pasado mes de febrero se publicó el libro I’ll be gone in the dark, en el que la periodista Michelle McNamara contaba su investigación sobre el caso. El libro se situó como el número 1 en la lista de no ficción de The New York Times. McNamara falleció repentinamente en 2016 a la edad de 46 años. Era la esposa del cómico Patton Oswalt. HBO está rodando una serie sobre la investigación. “Creo que lo has atrapado, Michelle”, tuiteó Oswalt este miércoles tras conocerse la noticia.

En 2016, el FBI dio una conferencia de prensa para hacer un último intento de reactivar el caso y buscar posibles pistas nuevas. Publicó toda la información disponible hasta el momento y ofreció una recompensa de 50.000 dólares por cualquier pista que llevara a la captura del Golden State Killer. Además, una serie documental de HLN, Unmasking a killer, reactivó el interés por el caso, uno de los grandes misterios de la crónica negra de Estados Unidos.

Rastreado en www.elmundo.es

La policía de Tennessee ha detenido al hombre, que disparó en la madrugada del domingo contra comensales en un restaurante a las afueras de Nashville (sur de Estados Unidos) dejando cuatro muertos y dos heridos.

«El sospechoso de asesinato Travis Reinking está bajo custodia. Arrestado hace pocos momentos», anunció la Policía Metropolitana de Nashville en su cuenta de Twitter el lunes. Fue encontrado en una «zona boscosa», precisó, al tiempo que difundió una fotografía de Reinking en el interior de un coche de la policía.

La detención se produjo gracias a «una información de la comunidad», aseguró el alcalde de la ciudad, David Briley, en una conferencia de prensa. Reinking, de 29 años, fue capturado tras un largo rastreo en un área entre su casa y el lugar del ataque. «Parecía cansado», informó el jefe de la policía de la ciudad, Carlos Lara.

El detenido se enfrenta a cuatro cargos por asesinato. Detenido bajo fianza de dos millones de dólares, está previsto que declare el miércoles en los juzgados.

La policía advirtió sobre la peligrosidad de Reinking -originario de Illinois- tras el ataque con un fusil semiautomático AR-15 contra los comensales del restaurante, a donde se presentó semidesnudo, solo vestido con una chaqueta verde. Tras el tiroteo habría huido a su casa, donde habría dejado la chaqueta y tomado unos pantalones, desapareciendo luego en un bosque cercano.

En el restaurante, el atacante fue desarmado por James Shaw, de 29 años, quien fue calificado de héroe por haberle quitado el arma y sacado del restaurante tras una pelea. «Uno no se encuentra con muchos héroes en la vida, Sr. Shaw, pero usted es un héroe. Usted es mi héroe. Salvó vidas», dijo el director del restaurante el domingo.

Reinking había sido arrestado en la Casa Blanca en julio de 2017, después de entrar en un área vedada, según la policía. Solicitó ver al presidente Donald Trump y se declaró «ciudadano soberano», términos usados por extremistas antigubernamentales, según el diario local ‘The Tennessean’.

Sus familiares habían expresado preocupación en los últimos meses sobre la conducta y el estado mental de Reinking, quien dijo creer que la cantante pop Taylor Swift lo acosaba, reportó el ‘New York Times’, citando informes policiales.

Después del incidente en la Casa Blanca la policía le rescindió la autorización para el porte de armas en el Estado de Illinois (norte), donde vivía entonces. Se le requisaron cuatro armas, incluido el rifle semi-automático AR-15 que usó en el ataque en Tennessee y se lo entregaron a su padre.

La policía señaló que el padre le devolvió luego las armas a su hijo, una de las cuales no fue encontrada el lunes. El ataque del domingo resultó en la muerte de cuatro personas y dos herid0s. Las autoridades confirmaron que Taurean Sanderlin, de 29 años, Joe Perez, de 20, y DeEbony Groves, de 21, murieron en el restaurante. La cuarta víctima mortal, Akilah Dasilva, de 23 años, murió en un hospital.

Es la segunda vez en pocos meses que Nashville se estremece por un tiroteo. En septiembre un joven de 25 años mató a una persona e hirió a otras seis en una iglesia de la ciudad.

Los estudiantes, que sobrevivieron a la matanza de Parkland (Florida), lanzaron una campaña en favor de endurecer los controles de acceso a las armas con enormes manifestaciones. Además, importantes empresas como Walmart y Dick’s Sporting Goods tomaron medidas para restringir la compra de armas en sus tiendas.

Una encuesta de ABC News/The Washington Post, divulgada el viernes, revela que el 62% de los encuestados apoya una prohibición a nivel nacional a la venta de fusiles de asalto, cuando a mediados de febrero el porcentaje era del 50% y el 45% a fines de 2015. Pero, el tema no ha sido tratado aún por el Congreso.

Rastreado en https://www.elespanol.com

Faltaba apenas un mes para que se cumplieran 33 años del asesinato de Ana Isabel Fernández, la niña de Huétor Santillán, un pueblo a veinte minutos de Granada, que fue secuestrada y apareció muerta en un pozo dos días después. Este viernes, con tres décadas de sufrimiento a la espalda, su padre, Juan José, acuchilló al culpable en plena calle, a la luz del día.

Lo dejó malherido, pero la Policía intervino rápido y salvó a Enrique Sánchez -entonces 21 años, ahora 50- de ser el punto final a la venganza de Juan José, carnicero de profesión de 70 años -entonces 37-.

Juan José, según ha relatado el Ideal, encontró a quien le arrebató a su hija en la calle Pedro Antonio Alarcón, Granada, y se abalanzó sobre él sin importarle las decenas de personas que paseaban alrededor. Sánchez fue rescatado tras un forcejeo. Sangraba a través de varias heridas en distintas extremidades, pero no se teme por su vida. Juan José ha sido puesto en libertad con cargos.

Enrique Sánchez se encuentra en libertad tras haber cumplido algo más de veinte años entre rejas. Fue condenado por la desaparición y muerte de la pequeña Anabel, de cuatro años, cuyo cadáver fue hallado entre el agua y el fango de un pozo de tres metros de fondo.

La Guardia Civil detuvo a Enrique, pero también a su hermano Anastasio, primos hermanos de la madre de la niña. Ambos colaboraron en la búsqueda de Anabel. Una estrategia similar a la empleada por Ana Julia Quezada en el caso Gabriel. Otro parecido: Enrique y Anastasio, según relató El País, tuvieron que ser llevados a la comandancia de Granada capital para evitar el linchamiento por parte de los habitantes de Huétor Santillán.

El final de la pequeña Ana Isabel Fernández lo reveló Enrique en declaraciones a la Guardia Civil. Se la llevó diciéndole que iba a comprarle golosinas. En la huerta donde estaba el pozo trató de violarla. Después de que se resistiera a eso y al ahogamiento, Enrique Sánchez la lanzó al pozo donde fue encontrada. Ana Isabel Fernández, según las crónicas de El País, murió «por ingreso de agua y barro en vías pulmonares».

Según explica el Ideal, Enrique Sánchez fue condenado a 40 años de cárcel -28 por asesinato, 9 por violación y 3 por abusos- y a una multa de dos millones de pesetas que nunca pagó. Sánchez se encontraba, por tanto, en libertad tras haber cumplido su condena.

Al parecer, Enrique Sánchez no contó a la policía que su agresor era el padre de la niña que asesinó. Se limitó a mencionar un robo. No es la primera vez que Juan José intenta vengarse. El Ideal cita otra agresión en un bar con un fuerte golpe en la cabeza y un supuesto atropello.

Rastreado en www.lavanguardia.com

Javier García (alias el Cuco ) Serafín Cervilla, Francesc Xavier Jové, José Bretón, Faustino Pons, Rosario Porto y Alfonso Basterra (padres de Asunta)… y ahora Ana Julia Quezada. No se conocen, pero tienen mucho en común. Al igual que la madrastra de Gabriel Cruz, el Cuco, Cervilla, Jové, Bretón, Pons, Basterra y Porto –sólo son algunos ejemplos– pasaron de víctimas a culpables de un día para otro. Comparten el perfil del asesino de sangre fría. El de los delincuentes que en vez de huir o esconderse permanecen en el escenario del crimen y participan de forma activa en las investigaciones para esclarecer una muerte que ellos han causado. Eso les ayuda a reafirmarse en la creencia de que lo tienen todo controlado. Hasta el punto de sentirse invulnerables, afirma Juan Francisco Alcaraz, presidente de la Sociedad Española de Investigación dePerfiles Criminológicos (SEIPC).

El comportamiento de Quezada ha sido calcado al de otros asesinos que mataron sin moverse de su entorno más cercano. Criminales que antes de ser desenmascarados se esforzaron en presentarse como los más apenados por la tragedia, participaron activamente en las labores de búsqueda cuando la víctima estaba desaparecida, peregrinaron por los medios de comunicación para ganar protagonismo o encabezaron manifestaciones –cuando estaba localizado el cadáver– con el objetivo de exigir justicia y presión policial para atrapar a los culpables.

El Cuco participó activamente en la búsqueda de Marta del Castillo (2009) e incluso atendía a los medios de comunicación, antes de ser detenido por encubrir el asesinato de la joven de Sevilla, cuando se le pedía su opinión. Serafín Cervilla, vecino de Cervera, encabezó numerosas manifestaciones (1999) para exigir la detención del asesino de su esposa violada y estrangulada y cuyo cadáver apareció en las vías del tren. Lloraba desconsolado y clamaba justicia. Un teatro que acabó cuando los Mossos le detuvieron como autor de esa muerte.

Las sobreactuaciones y el descarado engaño de esos asesinos añaden siempre un grado de indignación. Pasó en los casos mencionados y ha vuelto a repetirse tras el arresto de Ana Julia, con un odio (esta vez mezclado con mensajes racistas y misóginos) pocas veces visto en las redes sociales. Cuesta digerir que esos criminales sean capaces de llegar tan lejos y alarguen, sin rastros de empatía, el sufrimiento de los familiares de esas víctimas. Hasta el punto de lanzar mensajes, como hizo Ana Julia, que animan a la esperanza de encontrar con vida al ser querido, cuando ellos han escrito ya el final de la historia.

“Son personalidades criminales a las que les gusta seguir el curso de hechos que ellos han causado. Quieren controlar todos los frentes de las pesquisas y en algunos casos participar en la búsqueda de personas que ellos han matado les puede generar un subidón de adrenalina. Mantenerse en primer plano reafirma entre esos asesinos la creencia de que son invulnerables. Hasta el extremo de pensar que son más listos que los investigadores”, añade Juan Francisco Alcaraz.

Faustino Pons asesinó (1994) de un tiro a su mujer en la bañera de su casa. Enterró el cadáver en una torre de las afueras de Lleida y empezó una peregrinación por medios de comunicación donde pedía ayuda para localizar a su esposa. Un apenado marido que llegó a contratar a un abogado para que le asesorara y dar más credibilidad a su versión. Cuando la Policía le desenmascaró se pegó un tiro ante los agentes, junto a la fosa en la que había enterrado a su mujer y que los investigadores habían empezado a excavar.

Francesc Xavier Jové llevó a hombros el féretro (1988) de un niño de Maials violado y asesinado. En las batidas para encontrar el cadáver del menor, Jové siempre se mantuvo en primera línea. Estaba destrozado por la pérdida de ese amigo. Todo era mentira. El asesino era él. Los padres de Asunta Basterra (2013), al igual que José Bretón (2011), interpretaron también a la perfección durante meses el papel de progenitores compungidos por la pérdida de sus hijos. Otro engaño. Los tres están condenados por los asesinatos de esos niños.

La desgracia para ese asesino de sangre fría y la suerte para los investigadores es que la sobreactuación acaba destapándoles. “Suelen significarse demasiado en su afán de protagonismo”, indica Alcaraz. Le pasó a Serafín Cervilla, a Faustino Pons, a José Bretón… y también a Ana Julia Quezada. En el caso de esta mujer las excesivas muestras de cariño fuera de tono hacia el padre de Gabriel, las ansias de protagonismo, sus cambios de estado de ánimo o el extraño incidente del hallazgo de la camiseta del niño hicieron saltar todas las alarmas.

Alcaraz apunta que en el episodio de Ana Julia y el resto de ejemplos se vislumbran componentes psicopáticos propios del asesino que hace gala de una habilidad especial para “la manipulación, el cariño exagerado sin venir a cuento, la frialdad emocional, la mentira y la total ausencia de sentimientos hacia las víctima”. Todo queda desenmascarado cuando se invierten los papeles y es el investigador el que manipula al criminal, en favor de la resolución del caso, con estrategias que provocan el error del sospechoso. Es lo que les pasó a estos fríos asesinos, que coinciden en otra cosa: la mayoría planificaron sus crímenes.

 

Rastreado en www.elmundo.es

Agentes de la Guardia civil han detenido en la localidad de Vícar (Almería), a unos 60 kilómetros de Las Hortichuelas, a la pareja del padre de Gabriel Cruz tras hallar en el maletero de su coche el cadáver del niño de 8 años desaparecido el pasado 27 de febrero en Níjar (Almería).

Según ha informado el Ministerio del Interior, Ana Julia Quezada Cruz, a la que la Guardia Civil interrogó el pasado miércoles, fue detenida cuando transportaba el cadáver del pequeño en el maletero de su coche desde un pozo en el que se encontraba hasta otro lugar donde pretendía esconderlo. Gabriel se encontraba envuelto en una manta y lleno de barro en el interior del coche. La detenida había acudido a por el cuerpo del pequeño tras haber acercado al padre del niño a otra zona de Almería.

Fue precisamente ella la que el fin de semana pasado halló cerca de una depuradora la camiseta blanca interior que llevaba el niño el día de su desaparición.

La detenida se encuentra en dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil, según ha informado el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que ha pedido que «no se divulguen ningún tipo de bulo» y «se deje trabajar a la Guardia Civil». Fuentes de la investigación no descartan que haya más implicados.

Zoido, ha transmitido a la madre del pequeño, con quien ha hablado por teléfono, su sentimiento de profundo dolor y «el de todos los españoles» por el hallazgo. También el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha querido transmitir una muestra de cariño a la familia y su dolor por la muerte de Gabriel.

En estos días, las áreas de búsqueda en Las Hortichuelas y sus alrededores se habían rastreado no una sino varias veces al objeto de evitar pasar por alto el más mínimo indicio que pueda arrojar algo de luz sobre el misterio de la desaparición de Gabriel. Hoy mismo, profesionales y especialistas trabajaban en 400 puntos de interés como balsas y pozos para localizarlo.

Ana Julia era la principal sospechosa para los investigadores de la Guardia Civil. Los agentes no habían procedido a detenerla antes por si el niño se encontraba con vida, según han informado fuentes de la investigación. La detenida estaba transportando el cadáver por miedo a que fuera encontrado en el pozo en que se encontraba durante alguno de los innumerables rastreos organizados durante estos días.

Las sospechas se centraron en ella después de que fuera quien hallara la camiseta blanca que llevaba el niño puesta cuando desapareció. La camiseta fue encontrada entre unos matorrales, aproximadamente a unos cuatro kilómetros del lugar donde se perdió el rastro del pequeño. De hecho, Ana Julia resultó herida al caer por el terraplén donde se encontraba la prenda.

Fue ella la que llevó la camiseta hasta el puesto de mando avanzado de la Guardia Civil en Las Negras. Cuando la encontró Ana Julia se encontraba paseando con el padre del pequeño.

El hallazgo de la prenda centró la búsqueda en una depuradora cercana en donde no se halló rastro del niño. Las circunstancias del hallazgo de la camiseta, una vez concluida la búsqueda con resultado negativo en el entorno de la depuradora, incomodaban a los investigadores, ya que, aunque no lo llegaron a confirmar, al parecer se encontraba seca en una zona donde los días anteriores se habían producido fuertes precipitaciones.

El pequeño, de ocho años de edad, salió de casa de su padre el día 27 de febrero a las 15.00 horas para ir a casa de un vecino. El trayecto entre ambas viviendas apenas llega a los 100 metros, pero nunca llegó.

La familia dio la voz de alarma en torno a las 20 horas, al confirmar que el niño no estaba en casa de los vecinos y que nadie sabía dónde estaba. Fue entonces cuando se activó un operativo de búsqueda que sumaba más de 400 efectivos.

Unas cinco horas después la Guardia Civil activó un dispositivo de búsqueda al que se sumaron unidades especializadas, entre ellas la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado. El miércoles 28 de febrero interrogaron al hombre que llevaba dos años acosando a la madre del niño.

Este hombre permaneció casi 72 horas detenido y el juez lo envió a prisión por saltarse la orden de alejamiento. El propio Ministerio del Interior explicó que había «manipulado» la pulsera telemática que controlaba que no se acercara a Patricia. La madre de Gabriel, no obstante, siempre dijo que esta persona no tenía nada que ver con la desaparición de su hijo.

La Diputación de Almería ha decretado tres días de luto oficial por la muerte del pequeño Gabriel y ha convocado un pleno extraordinario para trasladar de forma oficial el pésame a la familia.

Rastreado en politica.elpais.com

El cadáver de la gijonesa Paz Fernández Borrego, de 43 años,desaparecida el pasado 13 de febrero en Navia (Asturias), ha sido hallado este martes en el embalse de Arbón, a unos 12 kilómetros de Navia, según han informado fuentes de la Guardia Civil. Un vecino alertó a los agentes, pero el cuerpo no pudo ser recuperado inmediatamente. Fernández, que había ido a pasar unos días a Navia, es una de la tres mujeres desaparecidas en Asturias que la Guardia Civil busca desde hace semanas.

El cuerpo de María Paz Fernández Borrego ha sido identificado por el cabello, la ropa y el tatuaje que tenía grabado en un hombro. La investigación se centrará ahora en clarificar las causas de la muerte.

El cadáver fue hallado por un vecino de Luarca que estaba practicando piragüismo en la zona y lo vio flotar en la superficie sobre las 15.30, en una zona de difícil acceso en una orilla del embalse, ubicado en el cauce del río Navia, en las proximidades de un cámping. El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil pudo rescatar el cuerpo horas a las 19.30, tras lo cual fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo, para su estudio radiográfico y posteriormente al instituto anatómico forense de para la realización de la correspondiente autopsia.

El teléfono móvil de la mujer dio señal por última vez en la localidad de Busmargalí, a ocho kilómetros del centro de Navia, en donde había reservado un hostal para pasar esa noche, y a 14 kilómetros de las inmediaciones del Hospital de Jarrio, en donde fue hallado su vehículo.

La Guardia Civil y la Policía Nacional también trabajan en la búsqueda otras dos mujeres desaparecidas en Asturias en las últimas semanas en Gijón y Avilés, aunque ambos cuerpos descartan que las desapariciones estén relacionadas.

Lorena Torre, de 40 años, desapareció el pasado jueves por la noche en Gijón y su coche apareció aparcado en las proximidades de la playa de El Rinconín. Según la Policía Nacional, vestía un plumífero verde, pantalón vaquero y botas.

Un día después se produjo en Avilés la desaparición de Concepción Barbeira, que mide 1,60 y es de complexión delgada. La mujer salió de su casa en San Adriano (Castrillón) para dirigirse a su trabajo en el hospital San Agustín de Avilés y no llegó a incorporarse. Su vehículo fue localizado en la localidad de Santa María del Mar, en Castrillón, horas después de que se denunciase la desaparición. El coche tenía las puertas abiertas y el bolso en su interior. SOS Desaparecidos ha convocado el próximo fin de semana, el 9, 10 y 11 de marzo, en la playa de Santa María del Mar, una batida popular para buscar a Barbeira al lado del hotel San Román.

La Guardia Civil ha desmentido a través de sus redes sociales los «bulos» difundidos durante los últimos días sobre la presencia de grupos de delincuentes que se hacen pasar por policías para conseguir que las mujeres salgan  de sus vehículos y, después, secuestrarlas. Piden prudencia y que no se compartan engaños a través de las redes sociales o en grupos de whatsapp.

Rastreado en www.lavanguardia.com

En las últimas semanas, Jordi Magentí Gamell, de 60 años, vació todas sus cuentas corrientes y realizó varias transferencias con todo su dinero a Colombia, país de su actual mujer y al que pensaba huir esta misma semana.

Ya había comprado el billete de avión. Los Mossos d’Esquadra no tienen ninguna duda de que este vecino de Anglès, con antecedentes por haber asesinado a su primera esposa en 1997, fue el hombre que el pasado 24 de agosto mató a balazos a Paula Mas Pruna y Marc Hernández López, de 21 y 23 años, en el pantano de Susqueda. Pero ¿por qué? Esa misma pregunta, que hace meses bombardea la cabeza de los allegados a la pareja del Maresme y de las personas que han seguido con detalle este misterioso crimen, sigue sin respuesta. Como recordaba estos días un veterano investigador, “no siempre hay un móvil evidente”. Y seguramente esta vez esa ausencia de relato sobre lo que pasó en aquel paraje complicó una investigación difícil en la que la policía catalana se ha volcado desde el primer minuto. Queda todavía mucho por hacer. Para empezar, esperar el resultado de los diferentes registros que durante horas se realizaron en el día de ayer en las distintas casas en las que paraba el sospechoso para tratar de dar con esa prueba concluyente que acabe de armar una acusación de la que los policías no albergan la menor duda.

Y no dudan porque durante estos meses, la policía ha ido reconstruyendo los pasos de todas las personas que aquel 24 de agosto estaban en el pantano. Todas fueron sospechosas, hasta que los investigadores demostraron a la juez que sólo pudo ser él.

Los investigadores de la unidad central de personas desaparecidas arrancaron con las imágenes de un vehículo blanco accediendo al pantano el día del crimen. No sólo eso. Ese mismo todoterreno realizó después algunos viajes poco lógicos. Las cámaras del pantano apenas tienen definición y no les ofrecían la matrícula. Sabían que era un modelo concreto de cuatro por cuatro, blanco. Se pusieron a trabajar para identificarlo, buscando entre los vecinos de la zona. Mientras tanto, se mantuvieron abiertas todas las hipótesis vinculadas con las personas que ese 24 de agosto también estaban en el pantano de Susqueda.

Los belgas fueron clave en la investigación. Olivier Max, un hombre que compró en junio las ruinas del Mas Llomar, declaró en su momento haber escuchado los disparos. Su declaración fue esencial porque ayudó a los investigadores a situar el escenario del crimen, un tramo del pantano al que se accede a través del barranco de la fuente de cal Borni. Tanto Olivier como otro compañero belga que decidió marcharse con su mujer de la zona tras las muertes no estuvieron descartados hasta el último tramo de la ­investigación.

La aparición de los cadáveres, casi un mes después del crimen, reveló que la pareja había sido prácticamente ejecutada. Ella, de un tiro en la sien, y él, de un disparo en el pecho. Los cuerpos apenas revelaron datos concluyentes en la mesa del forense, tras tantos días bajo el agua. Pero sí se pudo determinar que el arma usada disparó balas del calibre nueve milímetros o inferior.

Cuando la policía logró identificar el vehículo del sospechoso, un Land Rover Defender, tomaron declaración a Jordi Magentí. Ya les había llamado la atención en su momento por sus antecedentes por asesinato. Aunque es cierto que aquella condena la cumplió por un crimen de violencia de género, que se alejaba del crimen de Marc y Paula. Sin embargo, el sospechoso mintió en ese interrogatorio. El hombre se mantuvo frío e imperturbable. Aseguró que él no había estado en el pantano ese día y dio una coartada debilitada por la presencia de su vehículo. Los agentes decidieron en ese momento no compartir que su coche había sido grabado en el pantano. Desde ese momento, los investigadores se convirtieron en la sombra de su ya principal sospechoso. Pero no era fácil. Los mossos de seguimientos tenían que vigilar de cerca los movimientos de un hombre acostumbrado a embozarse en el interior del bosque y desaparecer en su interior durante días. Tampoco era sencillo seguir un coche en carreteras apenas transitadas. Además, su comportamiento, con antecedentes por trastorno mental que en su momento le sirvieron como atenuante en la condena por asesinar a su primera mujer, le convertía en un hombre de reacciones incontrolables. Por tanto, el seguimiento se realizó con la cautela suficiente para que él no sospechara.

De hecho, el hombre estaba relativamente tranquilo. Seguía con detenimiento todas las informaciones que se publicaban sobre la investigación de los crímenes del pantano y estaba convencido de que los Mossos estaban “perdidos y sin pistas”, según contó el ahora detenido en su entorno.

Los investigadores, de acuerdo con el juez de Santa Coloma de Farners que ha dirigido la investigación, decidieron detenerlo ayer ante la proximidad de su viaje a Colombia. Tenían ubicado su coche y además hay declaraciones de varios testigos que también lo situaron en el lugar de los hechos, sin ninguna duda. Pero no hay, como en otras investigaciones por homicidio, el posicionamiento de un teléfono móvil en el escenario del crimen. Una prueba que, como ya se ha visto en multitud de casos anteriores, ayuda a la acusación. Pocas veces, en una investigación compleja y de resolución tan reciente, sin pasar siquiera el sospechoso a disposición judicial, un responsable policial comparte con tanta contundencia la creencia de que el detenido es el autor de unos hechos tan graves. Y eso precisamente hizo ayer el intendente Toni Rodríguez, responsable de la División de Investigación Criminal de los Mossos. “No albergamos ninguna duda de que fue él”. La policía sostiene que sólo pudo ser él. Y eso han hecho durante estos meses, descartar cualquier otra opción hasta llegar al único sospechoso posible de la autoría. Reúne además todos los requisitos del perfil de asesino que buscaban los Mossos: conoce como nadie el pantano y ya demostró en su momento su capacidad para matar a sangre fría.

Durante el día de ayer, el sospechoso participó en los diferentes registros, sin inmutarse. Y aunque no formaba parte de una declaración oficial, sí trasladó en varias ocasiones a los Mossos que se estaban equivocando y que, como ya les dijo la vez anterior, él no estuvo en el pantano. Los investigadores no tienen prisa en tomarle declaración. Apurarán hasta el último momento antes de pasarlo a disposición judicial. Es muy difícil que confiese, ­pero la policía juega con la carta del hijo del sospechoso, detenido horas después acusado de tráfico de marihuana, aunque los investigadores tratarán de comprobar si desmonta la coartada del padre del día acerca del crimen y si sabía algo más de lo que dice.

En estas últimas semanas los investigadores han logrado reconstruir lo que pasó en el pantano ese 24 de agosto. Marc y Paula iban a pasar un par de días en Susqueda, no conocían el pantano y detuvieron su vehículo en el primer punto marcado del camino, la fuente del Borni. Sacaron el kayak del Opel Zafira del padre de Paula en el que viajaban y descendieron por el barranco hasta el agua.

Jordi Magentí o ya estaba allí o llegó después. Los investigadores conocen el detalle, pero forma parte de las muchas cosas que tardarán en trascender de la investigación. Algo ocurrió. Pero fue rápido y debió de ser poco trascendente. Lo cierto es que los jóvenes fueron tiroteados cuando casi acababan de llegar. El sospechoso se deshizo de los cadáveres allí mismo. Lastró a Marc con una piedra en su mochila, y seguramente también a Paula, pero las aguas del pantano la devolvieron sin lastre. Rajó la embarcación y trató de hundirla con piedras. Después se subió al coche de sus víctimas y condujo por un camino impracticable, durante casi tres horas, hasta llegar al único punto del pantano en el que un coche puede circular hasta el agua. Regresó a pie, por el bosque que conoce muy bien, recuperó su coche y volvió a casa.

Después regresó más veces los días posteriores al pantano a acabar de limpiar el lugar del crimen. De hecho, llegó a coincidir con los equipos de protección civil y de bomberos que junto a los amigos y los familiares buscaron desesperadamente a la pareja.

Desde que quedó en libertad tras cumplir una condena de 12 años por asesinar a su primera mujer, el hombre pasaba días enteros en el pantano. Y pocos se atrevían a preguntarle por aquellos hechos. Ocurrió el 4 de diciembre del 1997. Jordi Magentí esperó a que su exmujer, de la que se había separado hacía ocho meses, emprendiera el camino de vuelta a casa. Aguardó escondido en su coche aparcado entre dos vehículos de grandes dimensiones para pasar desapercibido y cuando la vio le descerrajó tres disparos con una escopeta de caza. Con la mujer en el suelo, cargó el arma y descargó un último proyectil en el corazón. Fue condenado a 15 años, una pena atenuada al considerar que padecía un trastorno ansioso depresivo. Después de salir de prisión rehízo su vida con una mujer colombiana con la que contrajo matrimonio y que hacía poco había viajado a su país, donde debía reunirse con su marido en los próximos días.

El pasado sábado se cumplieron seis meses de la misteriosa desaparición de Marc y Paula. Ningún policía tira nunca la toalla en una investigación por asesinato, pero es cierto que hubieron momentos en los que el crimen de Susqueda metió a los investigadores en un callejón sin salida. Ni una sola semana dejaron de subir al pantano.

Rastreado en www.elmundo.es

La detención, revelada por los Mossos en sus redes sociales, se ha producido este mismo lunes en una vivienda de Santa Coloma de Farners. Se trata de Jordi M. G, un vecino de la localidad y sobre quien la policía hacía tiempo que había volcado todas las sospechas, según fuentes de la investigación.

Ya fue condenado por el asesinato de su mujer de dos disparos de escopeta en 1997. Su coche fue visto en la zona de Susqueda y era habitual que acudiera a pescar a la zona. Aunque fue interrogado por los Mossos, negó toda relación con el caso.

Paula Mas y Marc Hernández, una pareja de veinteañeros, fueron vistos por última vez el 24 de agosto, cuando se dirigían de excursión al pantano para practicar kayak. Una cámara de seguridad de una entidad bancaria recogió su imagen, que fue posteriormente utilizada por los Mossos para pedir ayuda de la ciudadanía.

Desde el principio los investigadores de homicidios consideraron la posibilidad de que los dos jóvenes hubieran sido asesinados. Una tesis que se confirmó aproximadamente un mes después cuando buzos de los Mossos localizaron los cadáveres de ambos jóvenes. Los dos con signos evidentes de violencia y cuyos cadáveres habían sido cargados con piedras para que no flotaran.

El hallazgo del coche, a finales de agosto, ya hizo sospechar que el responsable de los homicidios fuer aun gran conocedor de la zona. El lugar de acceso era complicado y sólo conocido por los habituales de la zona.